mayo 17, 2010


Compartido

El desarrollo tecnológico y la conformación de las cadenas de valor de las distintas producciones del agro, han sido el factor de crecimiento y posicionamiento del sector en los primeros niveles en el mercado internacional.Un cambio que ha impactado con la adopción de tecnologías en las estructuras de la empresa agropecuaria.La producción, a través de la siembra directa y otros métodos y tecnologías ha permitido mejorar los rindes de producción a la vez que cuidar y mejorar el suelo, que había sufrido gran deterioro con los manejos llevados hasta ahora.El compromiso de la gente de campo está basado en producir más alimentos de calidad de manera sustentable.Por eso, en el sector agropecuario existe una visión integradora de cultivos, como una producción asociada en la que ningún productor fuera un ente aislado.

Las nuevas tecnologías, que se integran al productor como un valor intrínseco de laboreo, permite el mejor y más racional uso de los insumos y productos, que en el futuro van a ser fundamentales para el mejoramiento de la agricultura.

Este crecimiento ha permitido que Argentina se encuentre entre los primeros niveles mundiales en el desarrollo tecnológico y en lo organizativo, ocupando lugares de vanguardia.

El agro es la piedra fundamental de nuestro país.Como lo ha sido en distintos tiempos y situaciones en toda nación en el mundo que haya crecido en otros sectores.Esto sucede porque nadie comienza produciendo tecnología, porque para desarrollar cualquier actividad que no esté relacionada directa o indirectamente con los alimentos, el hombre –y su intelecto– deben alimentarse y no precisamente de sueños. Todo crecimiento humano, individual o colectivo, comienza por la provisión de alimento. Si no secomprende esto, el error nos llevará al fracaso.

Para que el agro pueda sumar aún más de lo que da, es preciso que existan políticas y reglas claras al respecto, porque no se puede avanzar en la nebulosa.Para arribar a buen puerto, es necesario vislumbrar el camino, y en esto, el gobierno, es quién debe encender los faros que indican hacia dónde avanzamos.

El potencial de nuestro agro es altísimo, al punto que se está exportando tecnología, biotecnología, métodos de laboreo y mucho más. Necesitamos conductores con más imaginación para que el fruto de la tierra tenga una presencia más positiva en la vida cotidiana de los argentinos (además de alimentarlo). Porque, cómo decía Albert Einstein, «la imaginación es más importante que el conocimiento », porque ésta, la imaginación, es el motor del desarrollo, de lo contrario, el conocimiento se estanca. La imaginación viene a ser como los sueños de la tecnología, el motor impulsor del desarrollo.

Y, como en todo suceso que atañe a la sociedad toda, la comunicación es un factor primordial para que la actividad que desarrolla el sector agropecuario, que supera al mero hecho de la producción, se desarrolle. Porque la nación, que está sufriendo enormemente por el desequilibrio social y cultural en que ha sido puesta, está necesitada y deseosa que le muestren un camino mejor y posible que no se base en promesas políticas que no buscan soluciones sino el simple voto esperanzado de los que ya poco o nada esperan de sus nones.

Sería bueno recordar que los niños no esperan que les brindemos ayuda escolar, comedores escolares o guardería escolar, aunque por ahora sea un bien que escasea en sus hogares. Lo que ellos esperan es un padre con trabajo y dignidad, que es la solución al problema y no un simple paliativo. Porque la base sólida de una sociedad se encuentra en el seno de la familia.

Eduardo Newell